martes, 1 de mayo de 2012

La representación de la realidad como principio fundamental de la cartografía censal


La representación de la realidad como principio fundamental de la cartografía censal

La cartografía surge históricamente como una metodología para representar el paisaje geográfico. Esta representación es, en sí misma, una abstracción de la realidad cuya representación en un mapa depende de la percepción del observador y de las técnicas utilizadas para ello. En este sentido, la cartografía guarda alguna relación con los postulados teóricos de la  física cuántica, ya que la realidad representada dependerá de la posición del observador, de su experiencia, de su capacidad de abstracción, de su sensibilidad, de su desarrollo cultural y de sus conocimientos. 

Si esto es así, ¿la realidad entonces es relativa?, ¿existen varias realidades?, ¿qué realidad es la representada por la cartografía?, ¿es una falsa realidad?  Evidentemente la cartografía no escapa a los principios de la racionalidad limitada  y, desde un punto de vista sistémico, en ningún mapa encontraremos la realidad representada en su totalidad, dado que esta totalidad es muy compleja y los sistemas y subsistemas que lo forman no son tan evidentes, ni en su extensión, ni en los elementos que lo constituyen ni en las relaciones que guardan entre ellos. 

Sin duda, la tecnología nos acerca cada vez más al conocimiento e interpretación del paisaje geográfico. Nos proporciona  mayor precisión, pero, paradójicamente, nos aleja de nuestras creencias primigenias acerca de la realidad misma.

Mapa censal del cantón de San Fracisco (Costa Rica) obtenido a través de métodos automatizados (Vectorización con MapInfo  y fotos aéreas del 2007)

Entonces ¿el destino del cartógrafo es un destino trágico? Parece que sí, puesto que cada vez que tenemos equipos con mayor precisión o metodologías que aseguran la prospección con mayor exactitud, se hace necesario modificar nuestra percepción del espacio y por lo tanto su representación. La medición de los rasgos naturales y culturales para fines de de su representación se modifica desde el momento en que la precisión de los equipos usados para tal fin, se afina. Si esto es verdad, la medición de los fenómenos y hechos geográficos modifica la realidad. Este es un problema filosófico que ha ocupado el pensamiento de muchos científicos. La realidad se ve modificada por su medición. La única posibilidad de representación total de la realidad geográfica es la representación 1:1, es decir, un absurdo teórico.

En este contexto, para que la representación cartográfica se  constituya como una interpretación cercana a la realidad, es decir, una aprehensión racional del paisaje geográfico natural y cultural, los cartógrafos, han edificado un marco teórico-conceptual sobre las características que debe tener un mapa para ser considerado como tal. No solo en términos de la representación misma, en papel o digital, sino en términos de las técnicas utilizadas para el levantamiento de la información o la recolección de los datos en campo. 

Como la realidad geográfica es tan vasta que puede considerarse como un conjunto infinito, el cartógrafo representa solo una porción del paisaje geográfico, es decir, solo un conjunto de subsistemas limitado a los objetivos de un proyecto o a los límites de su racionalidad. Pero cualquiera que sean los factores para la edificación de una propuesta cartográfica, el cartógrafo, como principio fundamental, buscará representar el mundo que lo rodea, es decir, el paisaje geográfico, considerando metodologías, normas y tecnologías, que lo aproximen de manera racional a su objetivo. Lo que no puede hacer, más allá de cualquier connotación ética, es representar irrealidades. Es decir, si el cartógrafo lo que hace es abstraer una porción de la realidad circundante, no puede abstraer sistemas y subsistemas o hechos y fenómenos que no existen y, por lo tanto, no puede representarlos. Hay una imposibilidad lógico-física de hacerlo.

La cartografía censal o geoestadística, base para la ejecución de todas las etapas de los eventos censales, tiene como objetivo representar una porción de la realidad, que incluya los sistemas, subsistemas, relaciones, hechos y fenómenos, rasgos físicos y culturales necesarios para la planeación, organización, control del operativo censal y la presentación de resultados. Por ello, la cartografía censal es una cartografía derivada de representaciones cartográficas elaboradas previamente, como la cartografía topográfica.  Sobre esta base, el cartógrafo censal delimitará unidades de empadronamiento que correspondan con rasgos físicos y culturas reconocibles en el terreno. Además de ello, recolectará, directa o indirectamente, aquellos elementos que considere necesarios y que no hayan sido captados e identificados en la cartografía base. 

Ahora bien, cada uno de los sistemas y subsistemas, así como los elementos y sus interrelaciones, que el cartógrafo censal abstraiga del mundo real y lo represente en un mapa, debe tener al menos un atributo relacionado. En el caso de la cartografía artesanal o la tradicional elaborada manualmente o con técnicas analógicas, cada una de las líneas, puntos y áreas, con los cuales se representa cualquier rasgo físico y/o cultural, por lo menos tiene un atributo: su nombre.

Actualmente, la cartografía censal se elabora con métodos digitales ya muy conocidos, relacionados con sistemas de información geográfica. En el ámbito digital, los sistemas y subsistemas, así como sus elementos e interrelaciones, deben tener, al igual que la cartografía tradicional, por lo menos un atributo asociado. Si no es así ¿para qué lo representamos? Es decir, si no vas decir nada de él (rasgo físico o cultura) ¿para qué lo representas? No le dice nada a nadie. No comunica nada. 

La cartografía, como se puede deducir, constituye un tipo de lenguaje. La estructura de este lenguaje debe permitir, en su expresión, la comunicación con los otros. Si el lenguaje cartográfico es inintelegible, el objetivo de comunicar una realidad, se extravía.

Como en toda cartografía, el diccionario de datos y el modelo de datos son importantes. No es el objetivo de este artículo explicar las características de cada uno de ellos. Solo vale la pena mencionar que el diccionario de datos es, strictu sensu, la determinación de los sistemas y subsistemas a considerar y el modelo de datos define las relaciones entre los distintos elementos que forman estos sistemas y subsistemas. El modelo de datos y el diccionario constituyen la estructura gramatical del lenguaje cartográfico digital.


Sin duda, la tecnología nos acerca cada vez más al conocimiento e interpretación del paisaje geográfico. Nos proporciona  mayor precisión, pero, paradójicamente, nos aleja de nuestras creencias primigenias acerca de la realidad misma.


Sobre la representación de la realidad, el cartógrafo censal delimita entidades virtuales que pueden o no corresponder con los límites de algún sistema o subsistema real. Estas entidades virtuales se establecen para apoyar la planeación, organización y control del operativo censal; inclusive son útiles para la presentación de resultados. Pero es una equivocación proporcionar a la sociedad (nuestro receptor del proceso de comunicación cartográfica) resultados asociados a estos entes virtuales. Los resultados deben entregarse por unidades de gestión pública del territorio o por asociaciones espaciales percibidas históricamente por la comunidad, como provincias, cantones, distritos, poblados, barrios, etc. Así, la cartografía censal como lenguaje, se enriquece y todo lo que representa dice algo, comunica algo  a la sociedad sobre su espacio circundante, sobre el espacio con el que se identifica, sobre el espacio que le da pertenencia a una porción del mundo real.

Juventino Martinez Arce
San José de Costa Rica
22 de mayo de 2009

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