Factores
biológicos, cognitivos y afectivos del comportamiento humano y en las
relaciones interpersonales.
¡Oh, cualquier cosa
inesperada! ¡Cualquier cosa en éxtasis!
¡Escapar de la
custodia de los otros, como de anclas y trabas!
¡Cabalgar
libremente! ¡amar libremente! ¡saltar sin temor al riesgo!
¡Cortejar a la
destrucción con vituperios, con incitaciones!
¡Ascender, trepar
hasta los cielos que el amor me indica!
¡Perderse, si es
menester!
¡Alimentar el resto
de la vida con una hora de locura y de libertad!
¡Con una fugaz hora
de locura y de placer!
WHALT WHITMAN

El comportamiento
humano y las relaciones interpersonales,
no puede dejar de observarse la “herabilidad”, como síntesis de los
genes con el medio ambiente, la lógica afectiva, es decir, no hay pensamientos
sin sentimientos o no hay emoción sin cognición y la autonomía, competencia y
vinculación como bases cognitivas de las relaciones interpersonales. Cualquier
teoría que explique el comportamiento humano debe apegarse en estos tres temas:
herabilidad, lógica afectiva y elementos cognitivos.

Sin duda abordar
la herencia es complejo y nos lleva a investigaciones insospechadas del
comportamiento humano. La persona humana es un organismo abierto y como tal,
está sujeto a los inputs del medio
ambiente cultural y natural, por eso, cualquier estructura genética, léase genotipo, con la influencia del entorno,
da diversos fenotipos, no uno solo,
sino varios. Como afirma, Ochando (2002), “en
definitiva, la relación entre gen, ambiente y organismo (fenotipo), no es de
uno a uno, sino de muchos a muchos. Dados los genes y el ambiente no sabemos el
organismo que se originará. Y dado el organismo no podemos adivinar los genes ó
el ambiente que lo originaron” (p.38).
Es
cierto que muchos de los síndromes se explican con los genes, por la herencia,
por ejemplo, el síndrome de Angelman o el síndrome de Prade-Willy, pero no es
determinante. Así sucede con la esquizofrenia, con desordenes de la ansiedad y
con la orientación sexual.
Se
explican por los genes y por el medio ambiente conjuntamente, por ambos, no por
uno solo. La alternativa antagónica nature
versus nurture, está más que superada, por ello el constructo carácter,
consustancial del comportamiento humano se halla condicionado por la estructura
genética y por el medio ambiente, como refiere Ochando (2002) “El organismo no
está nunca libre ni de sus genes (son su origen), ni de su medio ambiente (lo
necesita para su desarrollo), y el comportamiento, como el resto del fenotipo,
es un reflejo de su desarrollo basado en sus genes, en un medio ambiente
particular” (p.31). Aquí encuentra sustento la afirmación de que “todos somos
diferentes, únicos e irrepetibles”.
Paradójicamente
todos somos semejantes y todos somos diferentes, eso habla de la variedad,
todos nos parecemos pero no somos iguales. La raza humana ha estado evolucionando,
adaptándose al medio ambiente, ha creado “cultura” diversa, eso significa
flexibilidad al mundo que lo rodea, es decir versatilidad. La variedad y
versatilidad han sido, ambos elementos básicos del comportamiento.

El
conocimiento o la cognición no pueden desprenderse de los sentimientos como
factor crítico del comportamiento humano. Si bien, el pensamiento objetivo
debería estar libre de los sentimientos, no lo está, siempre hay un resquicio para los sentimientos, de ahí que
para entender el comportamiento “del otro” o de “los otros”, necesitamos
escarbar en sus sentimientos.
La lógica afectiva con base en las emociones, ha venido a
complementar el estudio del cerebro, no sólo como elemento cognitivo sino
emocionalmente. Sentimiento, pensamiento y comportamiento, está trilogía es
inseparable y es el fundamento de la lógica
afectiva. Como Ciompi (2007) afirma “un concepto que implica a la vez la presencia de
componentes lógicos en cualquier tipo de afecto, y la presencia de componentes
afectivos en cualquier tipo de lógica” (p.3).
Así como enuncio Ochande
(2002) nature versus nurture, hay que
anteponer, aquí, sentimiento y pensamiento, feeling versus thought, no
como enfrentados sino como complementados, es decir que no hay pensamiento
“puro” exento de emociones, sino que hay pensamiento “impuro” cargado de
afecto. Un afecto puede
definirse como un estado psicofísico global de calidad, duración y grado de
consciencia variables (Ciompi, 2007).
En el comportamiento humano influyen
el pensamiento y los afectos o carga emocional que son como grandes motores de
energía vital que guían el actuar de los hombres en libertad, para la libertad
–en esto se inscribe el ser humano como persona racional-, en la conciencia de
libertad. El sentimiento, pensamiento y comportamiento (SPC) hacen una unidad,
inconsciente e conscientemente, mediante rieles de transferencia: rieles de
transferencia afectivo-cognoscitivos.que proporcionan la base para estudios psicoanalíticos.
Es como una especie de Weltanschauung
o cosmovisión, que se halla anclada en nuestro “modos de pensar” donde se encuentran intercalados el
pensamiento y los sentimientos, que a la postre integran el modo de actuar o de
comportamiento de una sociedad (cultura).
Como conclusión diremos que un
pensamiento libre de afecto no existe ni puede existir o como afirma Ciompi
(2007) “De
cualquier manera, la noción hacia la que todas estas contribuciones convergen
–y convergen hacia la conciencia de que un pensamiento libre de afecto no
existe ni puede existir– no nos dirige sólo a una comprensión más global sino
también más realista, más humana y quizá más grata del hombre y del mundo” (p.17).

El
ser humano desde que es Homo Sapiens, requirió conectarse con otros seres
humanos por necesidad afectiva o de otra índole social y económica. La
situación bípeda, le libero de unas ataduras convencionales y amplió su
capacidad cerebral hacia otros destinos cognitivos con base en tres motivos
primarios biológicos: la necesidad de autonomía, la necesidad de competencia y
la necesidad de vinculación.
La satisfacción de estas necesidades conlleva la co-autorealización (con los
otros) y la motivación personal intrínseca. Lo interesante de este modelo, es
que revive la dialéctica, sin proponérselo, de nature and nurture y feeling and thought, de
los apartados anteriores.
La autonomía
es la necesidad de elegir cuándo y cómo regular la conducta); la autonomía
se define como la percepción del locus causal (o locus de control) la percepción
de elección y la voluntad; la competencia se define como la necesidad de
ser eficientes en las interacciones con el entorno, y refleja el deseo que
tienen las personas por ejercitar sus capacidades y habilidades y por último, la
vinculación es la necesidad de establecer lazos emocionales cercanos con
otras personas (Gámez y Marrero 2005).
Esas
tres necesidades dan por consecuencia nuestros comportamientos y la manera que
nos conducimos interpersonalmente. Es menester mencionar que las relaciones
interpersonales son resultado de esquemas cognitivos de representación de uno
mismo (self), de los otros y de la
relación que guardamos con cada uno.

El comportamiento humano es el resultado
de muchos elementos que actúan de forma sistémica y que van desde los genes
hasta el entorno, pasando por los
factores cognitivos y la lógica afectiva. No puede explicarse el comportamiento
sin ver el contexto social y personal del ser humano, sin ver la experiencia
concreta y sin ver las emociones que circundan a la persona. La relación con
los otros es básica para la co-realización y enseguida para la motivación
intrínseca que afecta nuestras emociones y por supuesto, nuestros pensamientos,
en una dialéctica perenne y constante.
La paradoja de “todos somos
semejantes y todos somos diferentes” es consustancial de la persona
humana, que por otra parte, se define
como un organismo abierto a los avatares del entorno y, por eso mismo, nos
transformamos. Yo soy “yo” y más tarde seré “otro” resultado del ambiente
natural y social que me rodea. Eso, desde luego, afecta mi comportamiento y las
relaciones interpersonales que guardo con los “otros”.

Gámez, Elena., y Marrero,
Hipólito (2005) Bases cognitivas y
motivacionales de la capacidad humana para las relaciones interpersonales, Barcelona,
España: Anuarios de Psicología.
Ciompi, Luc., Sentimientos,
afectos y lógica afectiva. Su lugar en nuestra comprensión del otro y del mundo,
Madrid, España: REDALYC.
Ochando, María Dolores., Genes
y comportamiento de género: ¿azar o necesidad? Madrid, España: Universidad Complutense.
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