sábado, 10 de febrero de 2018

Factores biológicos, cognitivos y afectivos del comportamiento humano y en las relaciones interpersonales.


Factores biológicos, cognitivos y afectivos del comportamiento humano y en las relaciones interpersonales.

¡Oh, cualquier cosa inesperada! ¡Cualquier cosa en éxtasis!

¡Escapar de la custodia de los otros, como de anclas y trabas!

¡Cabalgar libremente! ¡amar libremente! ¡saltar sin temor al riesgo!

¡Cortejar a la destrucción con vituperios, con incitaciones!

¡Ascender, trepar hasta los cielos que el amor me indica!

¡Perderse, si es menester!

¡Alimentar el resto de la vida con una hora de locura y de libertad!

¡Con una fugaz hora de locura y de placer!

WHALT WHITMAN



Introducción

El comportamiento humano y las relaciones interpersonales,  no puede dejar de observarse la “herabilidad”, como síntesis de los genes con el medio ambiente, la lógica afectiva, es decir, no hay pensamientos sin sentimientos o no hay emoción sin cognición y la autonomía, competencia y vinculación como bases cognitivas de las relaciones interpersonales. Cualquier teoría que explique el comportamiento humano debe apegarse en estos tres temas: herabilidad, lógica afectiva y elementos cognitivos.

La importancia de los genes y el medio ambiente para explicar el comportamiento humano

Sin duda abordar la herencia es complejo y nos lleva a investigaciones insospechadas del comportamiento humano. La persona humana es un organismo abierto y como tal, está sujeto a los inputs del medio ambiente cultural y natural, por eso, cualquier estructura genética, léase genotipo, con la influencia del entorno, da diversos fenotipos, no uno solo, sino varios. Como afirma, Ochando (2002), “en definitiva, la relación entre gen, ambiente y organismo (fenotipo), no es de uno a uno, sino de muchos a muchos. Dados los genes y el ambiente no sabemos el organismo que se originará. Y dado el organismo no podemos adivinar los genes ó el ambiente que lo originaron” (p.38).

Es cierto que muchos de los síndromes se explican con los genes, por la herencia, por ejemplo, el síndrome de Angelman o el síndrome de Prade-Willy, pero no es determinante. Así sucede con la esquizofrenia, con desordenes de la ansiedad y con la orientación sexual.

Se explican por los genes y por el medio ambiente conjuntamente, por ambos, no por uno solo. La alternativa antagónica nature versus nurture, está más que superada, por ello el constructo carácter, consustancial del comportamiento humano se halla condicionado por la estructura genética y por el medio ambiente, como refiere Ochando (2002) “El organismo no está nunca libre ni de sus genes (son su origen), ni de su medio ambiente (lo necesita para su desarrollo), y el comportamiento, como el resto del fenotipo, es un reflejo de su desarrollo basado en sus genes, en un medio ambiente particular” (p.31). Aquí encuentra sustento la afirmación de que “todos somos diferentes, únicos e irrepetibles”.

Paradójicamente todos somos semejantes y todos somos diferentes, eso habla de la variedad, todos nos parecemos pero no somos iguales. La raza humana ha estado evolucionando, adaptándose al medio ambiente, ha creado “cultura” diversa, eso significa flexibilidad al mundo que lo rodea, es decir versatilidad. La variedad y versatilidad han sido, ambos elementos básicos del comportamiento.

La Lógica Afectiva y el comportamiento humano

El conocimiento o la cognición no pueden desprenderse de los sentimientos como factor crítico del comportamiento humano. Si bien, el pensamiento objetivo debería estar libre de los sentimientos, no lo está, siempre hay un  resquicio para los sentimientos, de ahí que para entender el comportamiento “del otro” o de “los otros”, necesitamos escarbar en sus sentimientos.

La lógica afectiva con base en las emociones, ha venido a complementar el estudio del cerebro, no sólo como elemento cognitivo sino emocionalmente. Sentimiento, pensamiento y comportamiento, está trilogía es inseparable y es el fundamento de la lógica afectiva. Como Ciompi (2007) afirma “un concepto que implica a la vez la presencia de componentes lógicos en cualquier tipo de afecto, y la presencia de componentes afectivos en cualquier tipo de lógica” (p.3).


         Así como enuncio Ochande (2002) nature versus nurture, hay que anteponer, aquí, sentimiento y pensamiento, feeling versus thought, no como enfrentados sino como complementados, es decir que no hay pensamiento “puro” exento de emociones, sino que hay pensamiento “impuro” cargado de afecto. Un afecto puede definirse como un estado psicofísico global de calidad, duración y grado de consciencia variables (Ciompi, 2007).


            En el comportamiento humano influyen el pensamiento y los afectos o carga emocional que son como grandes motores de energía vital que guían el actuar de los hombres en libertad, para la libertad –en esto se inscribe el ser humano como persona racional-, en la conciencia de libertad. El sentimiento, pensamiento y comportamiento (SPC) hacen una unidad, inconsciente e conscientemente, mediante rieles de transferencia: rieles de transferencia afectivo-cognoscitivos.que proporcionan la base para estudios psicoanalíticos.  Es como una especie de Weltanschauung o cosmovisión, que se halla anclada en nuestro “modos de pensar”  donde se encuentran intercalados el pensamiento y los sentimientos, que a la postre integran el modo de actuar o de comportamiento de una sociedad (cultura).

            Como conclusión diremos que un pensamiento libre de afecto no existe ni puede existir o como afirma Ciompi (2007) “De cualquier manera, la noción hacia la que todas estas contribuciones convergen –y convergen hacia la conciencia de que un pensamiento libre de afecto no existe ni puede existir– no nos dirige sólo a una comprensión más global sino también más realista, más humana y quizá más grata del hombre y del mundo” (p.17).


Base cognitivas y emocionales para el comportamiento humano y las relaciones interpersonales.

            El ser humano desde que es Homo Sapiens, requirió conectarse con otros seres humanos por necesidad afectiva o de otra índole social y económica. La situación bípeda, le libero de unas ataduras convencionales y amplió su capacidad cerebral hacia otros destinos cognitivos con base en tres motivos primarios biológicos: la necesidad de autonomía, la necesidad de competencia y la necesidad de vinculación.

            La satisfacción de estas necesidades  conlleva la co-autorealización (con los otros) y la motivación personal intrínseca. Lo interesante de este modelo, es que revive la dialéctica, sin proponérselo, de nature and nurture y feeling and thought, de los apartados anteriores.

La autonomía es la necesidad de elegir cuándo y cómo regular la conducta); la autonomía se define como la percepción del locus causal (o locus de control) la percepción de elección y la voluntad; la competencia se define como la necesidad de ser eficientes en las interacciones con el entorno, y refleja el deseo que tienen las personas por ejercitar sus capacidades y habilidades y por último, la vinculación es la necesidad de establecer lazos emocionales cercanos con otras personas (Gámez y Marrero 2005).

Esas tres necesidades dan por consecuencia nuestros comportamientos y la manera que nos conducimos interpersonalmente. Es menester mencionar que las relaciones interpersonales son resultado de esquemas cognitivos de representación de uno mismo (self), de los otros y de la relación que guardamos con cada uno.


Conclusiones

El comportamiento humano es el resultado de muchos elementos que actúan de forma sistémica y que van desde los genes hasta el entorno,  pasando por los factores cognitivos y la lógica afectiva. No puede explicarse el comportamiento sin ver el contexto social y personal del ser humano, sin ver la experiencia concreta y sin ver las emociones que circundan a la persona. La relación con los otros es básica para la co-realización y enseguida para la motivación intrínseca que afecta nuestras emociones y por supuesto, nuestros pensamientos, en una dialéctica perenne y constante.

La paradoja de  “todos somos semejantes y todos somos diferentes” es consustancial de la persona humana,  que por otra parte, se define como un organismo abierto a los avatares del entorno y, por eso mismo, nos transformamos. Yo soy “yo” y más tarde seré “otro” resultado del ambiente natural y social que me rodea. Eso, desde luego, afecta mi comportamiento y las relaciones interpersonales que guardo con los “otros”.

Bibliografía


Gámez, Elena., y Marrero, Hipólito (2005) Bases cognitivas y motivacionales de la capacidad humana para las relaciones interpersonales, Barcelona, España: Anuarios de Psicología.

Ciompi, Luc., Sentimientos, afectos y lógica afectiva. Su lugar en nuestra comprensión del otro y del mundo, Madrid, España: REDALYC.

Ochando, María Dolores., Genes y comportamiento de género: ¿azar o necesidad? Madrid, España: Universidad Complutense.


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