Familia, sociedad y cultura
Como determinantes en el individuo.
Introducción

Es indudable que el
comportamiento del individuo será resultado del entorno, del medio ambiente
natural y cultural así como del contexto histórico concreto, aún más si
advertimos que estamos pasando por una época de gran incertidumbre. Planteo que
la familia, sociedad y cultura han sido determinantes en el individuo pero esos
tres factores se han transformado, no han sido inmutables más bien han sido
dinámicos. Hoy la familia no es como lo había sido a finales del siglo XX, la
sociedad se ha transformado y la cultura también. Agregaría un cuarto y quinto
factor: las relaciones de poder y la libertad, que influye en la familia, en la
sociedad y en la cultura.

No
hay familia sin sociedad y sociedad sin familia, y cultura sin sociedad o
sociedad sin cultura. Esas frases encierran o abarcan el comportamiento del
individuo. El grupo familiar es básico para el comportamiento de un individuo porque
de la familia recoge los valores, las emociones, las creencias, los mitos, los
miedos, los hábitos y las costumbres. Es a través de la familia, que el
individuo absorbe las características de una sociedad determinada, con todos sus problemas
sociales, políticos y económicos. Así el individuo está sujeto a su propia
experiencia en la sociedad y en la familia, eso le da modelos mentales,
paradigmas, ideología y una cosmovisión definida y va relacionándose con cierta
cultura o subculturas que les son afines a su manera de pensar y construyendo
identidad.
La
familia nutre de valores –y de desvalores- al individuo y marca, desde el
nacimiento, sus posibilidades de acceder a una sociedad determinada y una cultura definida, con todas sus
subculturas. El individuo observa los conflictos familiares, las contradicciones
en el seno familiar y aprende como solucionarlos, de manera pacífica o
violenta, con conciliación y mediación o con rechazo. Aprende a negociar o a
“romper” y otea las relaciones de poder que se le dan en la familia y va
atisbando cierta libertad, que se le está
condicionando.
Hay
que insistir que en el seno familiar percibe la diferencia entre géneros,
repara en los mitos, en los tabúes, observa los hábitos y costumbres, y distingue las creencias religiosas que más tarde, en la
interacción con la multiculturalidad se verá influido, ya sea positivamente con el reforzamiento de
lo que digirió en la familia o negativamente, en franca contradicción de lo
aprendido en el grupo familiar. Esto último podría traer conflictos y
distanciamiento con la familia. Se trata al fin y al cabo de la relación con la
libertad.
El
individuo entra en una sociedad de consumo, de riesgos, de oportunidades, de
desigualdad, de crisis de valores, de competencias individuales, egoísta,
insegura y de cambios rápidos, es decir, entra en una sociedad de
incertidumbre. En la familia y después en la escuela va dándose cuenta que la
libertad es la “no libertad”, y va percatándose de la nomas y reglas para vivir
“en libertad”, eso afecta su cosmovisión (Weltanschauung), su creatividad y su
ideal de la justicia. Comprende, si quiere ser libre, requiere romper las reglas, eso tiene sus
riesgos y sus desafíos, pero es la única manera de trascender. Sin embargo, el
individuo no desea a la libertad total, a menos que quiera quedarse en la
soledad, esa es la gran disyuntiva.
Con
estos elementos, el individuo se va creando su comportamiento y echa raíces en
la cultura o subculturas y se idéntica con una o con varias de ellas y se
manifiesta en el lenguaje, la comunicación, el conocimiento de sí mismo, las
relaciones interpersonales, el diálogo, los gestos, la imagen personal, y la
manera de apreciar los miedos, los fracasos y los riesgos. Si la familia
rechazó el riesgo, el individuo va a rehusarlo a menos que la sociedad y la
cultura lo influya.
En
el seno familiar hay relaciones de poder, entre la madre, el padre o los
hermanos, eso no es invisible para el individuo, quién absorbe estás relaciones
e influyen en sus acciones de dominación o de empatía y de asertividad. Estas acciones las va ejecutar, en sociedad, para identificarse ya sea despóticamente con
los demás o con voluntad de relacionarse proactivamente con los “otros”.
Al
entrar en una sociedad tiene que identificarse con un modo de pensar, con una ideología determinada
o con una tesis; la relación con esa sociedad va a fortalecerla, ajustarla o a
negarla, aunque se aferré a las ideas preconcebidas, el peso de los argumentos
va darle claridad. Puede ser que negué lo ya negado y que trascienda hacia otros estadios
existenciales.
Hoy
los cambios son fugaces, por tanto el individuo no se siente tan seguro. Existe
un halo de incertidumbre en el medio ambiente (eso causa estrés y ansiedad por
eso las enfermedades crónico-degenerativas y los suicidios han tendido a
aumentar); ya nos quitaron la zona de confort y cuando hemos superado eso, hay
nuevas preguntas que exigen otras respuestas y así en forma dialéctica. Los
modelos mentales que nos fabricamos ya no existen, ya son parte de la crónica
histórica, ahora hay otros paradigmas, sobre los que se construyen nuevos
paradigmas en una espiral permanente y constante. Estás razones moldean el
comportamiento del individuo, hace presa de él, algunas de manera suave y otras
veces de forma drástica y dramática.
El
individuo siente la necesidad de libertad, pero al no ser totalmente libre va
influyendo en su comportamiento; las fobias y las filias dan cuenta de ello o
las virtudes públicas y vicios privados. La personalidad del individuo o las
características de su comportamiento, se deben, en mucho a esto temas. En las
culturas y subculturas de una sociedad determinada el individuo se ve ubicado
en cualquiera de ellas. No se siente solo, es como otra familia extendida, el
individuo igual entre iguales.
Sin
cultura no puede haber libertad y sin libertad no hay cultura, por eso ver la
cultura como determinante del individuo sin reparar en la libertad es un
ejercicio ridículo. El individuo le va afectar la libertad de él mismo y de los
demás, a menos que sea un ser egoísta. En toda sociedad existen relaciones
poder, en las familias también, eso forma del comportamiento y de la conducta
del individuo. Así, sociedad, cultura,
relaciones de poder y libertad se hallan entrelazados como determinantes del
individuo.
Todo
comienza el seno familiar (la familia es el núcleo de sociedad); la cultura y
la libertad que se refleja en la familia y la relaciones de poder, permean en
el individuo y le dan personalidad e identidad. En eso funda su desarrollo
social y porqué no, intelectual.

Hemos
visto que la familia, la sociedad y la cultura son determinantes en el
individuo, pero la libertad y las relaciones de poder, influyen en los tres
factores y entrelazados otorgan personalidad e identidad al individuo, no puede
ser de otra forma. La familia, sociedad y cultura se ven condicionadas por las
relaciones de poder y la libertad dando las características al comportamiento
del individuo, que se van trasmitiendo perpetuamente. Sin embargo, existen elementos disruptivos, que en ocasiones bloquean, para bien o para
mal, la tradición familiar o los entramados sociales y culturales: nace una
nueva familia, una nueva cultura o una
nueva sociedad.
No
plantear, el momento en que vivimos como
una época de incertidumbre intensa es dejar de lado un factor crucial en el
individuo. Eso afecta el comportamiento porque ya no se observa el futuro
cierto, más bien el futuro es incierto.
Como
hemos visto, está incertidumbre, la libertad y las relaciones de poder no
pueden dejarse de lado en el análisis del comportamiento del individuo, a menos que se caiga en reduccionismos
fatales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario