sábado, 10 de febrero de 2018


Familia, sociedad y cultura

Como determinantes en el  individuo.





Introducción

 

                Es indudable que el comportamiento del individuo será resultado del entorno, del medio ambiente natural y cultural así como del contexto histórico concreto, aún más si advertimos que estamos pasando por una época de gran incertidumbre. Planteo que la familia, sociedad y cultura han sido determinantes en el individuo pero esos tres factores se han transformado, no han sido inmutables más bien han sido dinámicos. Hoy la familia no es como lo había sido a finales del siglo XX, la sociedad se ha transformado y la cultura también. Agregaría un cuarto y quinto factor: las relaciones de poder y la libertad, que influye en la familia, en la sociedad y en la cultura.



Desarrollo



No hay familia sin sociedad y sociedad sin familia, y cultura sin sociedad o sociedad sin cultura. Esas frases encierran o abarcan el comportamiento del individuo. El grupo familiar es básico para el comportamiento de un individuo porque de la familia recoge los valores, las emociones, las creencias, los mitos, los miedos, los hábitos y las costumbres. Es a través de la familia, que el individuo  absorbe  las características de una  sociedad determinada, con todos sus problemas sociales, políticos y económicos. Así el individuo está sujeto a su propia experiencia en la sociedad y en la familia, eso le da modelos mentales, paradigmas, ideología y una cosmovisión definida y va relacionándose con cierta cultura o subculturas que les son afines a su manera de pensar y construyendo identidad.



La familia nutre de valores –y de desvalores- al individuo y marca, desde el nacimiento, sus posibilidades de acceder a una sociedad determinada  y una cultura definida, con todas sus subculturas. El individuo observa los conflictos familiares, las contradicciones en el seno familiar y aprende como solucionarlos, de manera pacífica o violenta, con conciliación y mediación o con rechazo. Aprende a negociar o a “romper” y otea las relaciones de poder que se le dan en la familia y va atisbando cierta   libertad, que se le está condicionando.



Hay que insistir que en el seno familiar percibe la diferencia entre géneros, repara en los mitos, en los tabúes, observa los hábitos y costumbres,  y distingue las  creencias religiosas que más tarde, en la interacción con la multiculturalidad se verá influido,  ya sea positivamente con el reforzamiento de lo que digirió en la familia o negativamente, en franca contradicción de lo aprendido en el grupo familiar. Esto último podría traer conflictos y distanciamiento con la familia. Se trata al fin y al cabo de la relación con la libertad.



El individuo entra en una sociedad de consumo, de riesgos, de oportunidades, de desigualdad, de crisis de valores, de competencias individuales, egoísta, insegura y de cambios rápidos, es decir, entra en una sociedad de incertidumbre. En la familia y después en la escuela va dándose cuenta que la libertad es la “no libertad”, y va percatándose de la nomas y reglas para vivir “en libertad”, eso afecta su cosmovisión (Weltanschauung), su creatividad y su ideal de la justicia. Comprende, si quiere ser libre,  requiere romper las reglas, eso tiene sus riesgos y sus desafíos, pero es la única manera de trascender. Sin embargo, el individuo no desea a la libertad total, a menos que quiera quedarse en la soledad, esa es la gran disyuntiva.



Con estos elementos, el individuo se va creando su comportamiento y echa raíces en la cultura o subculturas y se idéntica con una o con varias de ellas y se manifiesta en el lenguaje, la comunicación, el conocimiento de sí mismo, las relaciones interpersonales, el diálogo, los gestos, la imagen personal, y la manera de apreciar los miedos, los fracasos y los riesgos. Si la familia rechazó el riesgo, el individuo va a rehusarlo a menos que la sociedad y la cultura lo influya.



En el seno familiar hay relaciones de poder, entre la madre, el padre o los hermanos, eso no es invisible para el individuo, quién absorbe estás relaciones e influyen en sus acciones de dominación o de empatía y de asertividad.  Estas acciones las va ejecutar, en sociedad,  para identificarse ya sea despóticamente con los demás o con voluntad de relacionarse proactivamente con los “otros”.



Al entrar en una sociedad tiene que identificarse con un  modo de pensar, con una ideología determinada o con una tesis; la relación con esa sociedad va a fortalecerla, ajustarla o a negarla, aunque se aferré a las ideas preconcebidas, el peso de los argumentos va darle claridad. Puede ser que negué lo ya negado  y que trascienda hacia otros estadios existenciales.



Hoy los cambios son fugaces, por tanto el individuo no se siente tan seguro. Existe un halo de incertidumbre en el medio ambiente (eso causa estrés y ansiedad por eso las enfermedades crónico-degenerativas y los suicidios han tendido a aumentar); ya nos quitaron la zona de confort y cuando hemos superado eso, hay nuevas preguntas que exigen otras respuestas y así en forma dialéctica. Los modelos mentales que nos fabricamos ya no existen, ya son parte de la crónica histórica, ahora hay otros paradigmas, sobre los que se construyen nuevos paradigmas en una espiral permanente y constante. Estás razones moldean el comportamiento del individuo, hace presa de él, algunas de manera suave y otras veces de forma drástica y dramática.



El individuo siente la necesidad de libertad, pero al no ser totalmente libre va influyendo en su comportamiento; las fobias y las filias dan cuenta de ello o las virtudes públicas y vicios privados. La personalidad del individuo o las características de su comportamiento, se deben, en mucho a esto temas. En las culturas y subculturas de una sociedad determinada el individuo se ve ubicado en cualquiera de ellas. No se siente solo, es como otra familia extendida, el individuo igual entre iguales.



Sin cultura no puede haber libertad y sin libertad no hay cultura, por eso ver la cultura como determinante del individuo sin reparar en la libertad es un ejercicio ridículo. El individuo le va afectar la libertad de él mismo y de los demás, a menos que sea un ser egoísta. En toda sociedad existen relaciones poder, en las familias también, eso forma del comportamiento y de la conducta del individuo. Así,  sociedad, cultura, relaciones de poder y libertad se hallan entrelazados como determinantes del individuo.



Todo comienza el seno familiar (la familia es el núcleo de sociedad); la cultura y la libertad que se refleja en la familia y la relaciones de poder, permean en el individuo y le dan personalidad e identidad. En eso funda su desarrollo social y porqué no, intelectual.





Conclusiones



Hemos visto que la familia, la sociedad y la cultura son determinantes en el individuo, pero la libertad y las relaciones de poder, influyen en los tres factores y entrelazados otorgan personalidad e identidad al individuo, no puede ser de otra forma. La familia, sociedad y cultura se ven condicionadas por las relaciones de poder y la libertad dando las características al comportamiento del individuo, que se van trasmitiendo perpetuamente. Sin embargo,  existen elementos disruptivos,  que en ocasiones bloquean, para bien o para mal, la tradición familiar o los entramados sociales y culturales: nace una nueva familia,  una nueva cultura o una nueva sociedad.



No plantear,  el momento en que vivimos como una época de incertidumbre intensa es dejar de lado un factor crucial en el individuo. Eso afecta el comportamiento porque ya no se observa el futuro cierto, más bien el futuro es incierto.



Como hemos visto, está incertidumbre, la libertad y las relaciones de poder no pueden dejarse de lado en el análisis del comportamiento del individuo,  a menos que se caiga en reduccionismos fatales.


























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